viernes, abril 13, 2012

Solas

Hace un par de días llegué de viaje de Colombia, tengo que confesar que la vuelta me generaba una mínima angustia. No es fácil volver de un lugar donde te sientes contenida todo el tiempo y donde cada cosa te hace feliz, desde un jugo de maracuyá hasta las charlas con la Abuela, a otro donde nadie te espera. Sin embargo, he de decir que me he llevado una grata sorpresa.

 

Ayer después de hablar con alguien de lo tranquila que estaba y de lo feliz que me sentía al reencontrarme con mis cosas y todo el mar de expectativas que tenía con mí trabajo, llegué entonces a la siguiente conclusión: sólo sabes que estás a gusto con lo que eres cuando es posible ser feliz teniendo como unica compañía a ti misma.

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