En una tarde hablando el café, las chicas y yo, llegamos a la siguiente conclusión: Las gafas se habían convertido en una extensión de nuestro cuerpo. Hablamos entre otras cosas, de las distintas y variadas gafas que hemos tenido, historias de infancia, de juventud, burlas, optómetras, tropiezos, ojeras permanentes, de lo torpes que somos con ellas y sin ellas, en fin. Con gafas somos nosotras, sin gafas somos otras.
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3 comentarios:
Efectivamente mis gafas son otra extensión de mi, ya me molesta que me digan que me vería mejor sin ellas. Son muchos años de relación insepararable es dificil dejarlas sobre todo si dependes de ellas.
jajaja, muy bueno claro q hacen parte de nosotras, nos hablan, nos buscan, yo les digo mis ojos
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