Guatavita es el nombre de uno de los lugares más hermosos del paisaje natural colombiano y también es el nombre de una de mis amigas más cercana y querida. Hace poco hicimos un viaje juntas para ir a visitar a otra gran amiga: Janeth, otras veces protagonista de este blog, en el viaje fuimos a dar un paseo a las afueras de Medellín y la pasamos de maravilla.
Después de ver mariposas y caminar por ahí, decidimos hacer un paseo en bote, actividad que se convirtió en un deporte extremo. No exagero con lo de “extremo” por varias razones: 1. Ninguna de las dos tenía una experiencia previa en esto de conducir botes, 2. Los flotadores estaban un poco desprolijos, 3. Mi lateralidad anda un tanto confundida luego de haber nacido zurda en un mundo de diestros… en fin, luego de dar unas cuantas (muchas) vueltas sobre nuestro propio eje, nos dedicamos unos minutitos a reflexionar sobre el mecanismo de los remos y eso…finalmente ¡voilà! resultó ser un paseo maravilloso y tuvimos una exitosa llegada a puerto.
Estoy segura que el ser buenas amigas fue clave, ahora tenemos una historia más que nos une.
2 comentarios:
Joice suma a eso que me dio vértigo estar en medio de esa masa de agua infinita y que de no haber sido por que no quería contagiarte de miedo lo controlé. ;). jiji
Te mando un beso.
Ah sí, no había pensado lo de infinita!
beso
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