jueves, enero 14, 2010

Antojos: quisiera vivir en una isla


Fuente: NASA
Se suele escuchar la expresión “quisiera irme a una isla a vivir solo_a”. Sin embargo, esto de vivir en una isla no es fácil, sobre todo si tienes una amigdalitis muy dolorosa y lo único que encuentras en el stock de medicamentos es: sal de frutas, aspirinas y pastillas para los cólicos menstruales.
La producción de la isla comprende el cultivo de  papa, maíz, habas, arbeja, quinua, lana y truchas. Las lanchas de la comunidad salen tres veces por semana a buscar los víveres necesarios para la satisfacción de los antojados turistas, que guiados por su estructura de pensamiento occidental, esperan encontrarse una infraestructura hotelera con ducha caliente y colchones ortopédicos para sus cansados cuerpos que derrochan energía en sus anheladas vacaciones. Alguno de ellos con bichito capitalista se imaginaba explotando aún más este recurso natural, se le hacia agua la boca construyendo hoteles de tres estrellas en adelante, por supuesto con duchas calientes, bares, restaurantes de comida internacional, en fin. Yo me preguntaba por la potabilización del agua, por el costo de la vida, la producción de energía eléctrica, por la transformación de sus cotidianidades, todas estas preguntas no menos occidentales.
A menudo los habitantes originarios tienen que recordarnos a los foráneos: “esta en una isla”.

3 comentarios:

Janeth Del Carmen Restrepo Marín dijo...

Te falto incluir los boliches dentro de los otros bichitos capitalistas con los que deliraban algunos argentinos. "Eso darìa mucha guita," eran los comentarios de algunos.

Otro recuerdito: casi hasta el final nuestra carpa siguiò siendo una manchita importante: primero por su color naranja que todos confundìan con amarillo y segundo, y el màs importante, porque eràmos las dos ùnicas chicas colombianas haciendo carpa y batiendo el record de estar en ella por màs de una semana pese a la lluvia, que no fallò ni un dìa, y al fuerte viento. Ademàs de ello, nos metiàmos todos los dìas al frìo lago a gran distancia de la playa. El lago: nuestra ducha diaria, pues al agua caliente era para el mate de los argentinos.

Definitivamente en la Isla del Sol, hay tambièn frìo, viento, dificultades sanitarias (encontar un baño era una odisea), plaguitas que te hacen sarpullido en todo el cuerpo; pero dejarìa de ser la isla de sol si los anhelos capitalistas llegan a hacer de la isla una màs de las cadenas hoteleras donde todo pierde su sentido porque pasa a ser un lugar màs...
Fue duro el no bañarse bajo el confor de una ducha, no tener un baño a la mano, no saber que era mejor: si dormir en carpa o en algunos de los hostel; pero no cambiarìa nada de este lugar. Es un sitio para retornar una y otra vès...

Joice dijo...

He aquí a mi compañera de viaje. Que bueno che!

Javier Quintero dijo...

Que experiencia tan sublime la que estas viviendo. Me hizo recordar una de las experiencias más maravillosas y eternas que he vivido, en un lugar muy parecido al que describes. Su nombre es playa cristal, en la sierra nevada de Santa Marta.