jueves, enero 14, 2010

Titi Karka (puma roca)

El cielo de la laguna sagrada (Titicaca) observó nuestras vidas por nueve días y nueve noches. Que no fueron exactamente nueve soles y nueve lunas.

Credito foto: Observatorio Petroleo Sur
Los días en la isla fueron maravillosos, lo primero y lo último que veías eran los dos cielos. Largas caminatas de paisajes hermosos, irrepetibles, como cada puesta de sol. Supones que son estos los  lugares que escoges para meditar. Meditar: Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo. La conclusión a la que llegue en mi meditación, es que el lugar era propicio, el silencio era solo silencio, pero faltaba algo muy importante el algo. Quería algo profundo, filosófico, trascendente y no hallé nada. “El que mucho abarca poco aprieta”.
Yéndome de la isla caí en cuenta de mi amigdalitis, debí pensar en ello y dejar de lado las guerras.

La leyenda del Titi, dice que este ser felino, acuático, que vive en el lago, se lleva a sus pobladores cuando estos tienen perturbado su pensamiento, quizá era el titi protegiendo.

1 comentario:

Javier Quintero dijo...

Meditar: situarse en el centro de alguna reflexión, para luego descentrarse. Un lago, un cielo, un silencio, lo mejor. Sin embargo, no suelen ser suficientes cuando la guerra se supone muy intensa.