Esto de poner las cosas en remojo es tan de hogar. Cosas como las legumbres, la ropa, las uñas… las emociones. Ponemos las cosas en remojo porque tenemos tiempo para esperar, mañana o quizás sean dos mañanas, estará todo en el mismo lugar, no así del mismo modo, no en el mismo estado, hemos esperado, hemos cedido, todo estará más hinchado y si tenemos suerte más blando.
Es curioso, le digo a Fer. El remojo no te ahorra tiempo, es tan de hogar. Cuando pongo los granos a remojar me siento en casa.
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