martes, febrero 02, 2010

Challar

De origen quechua. Acción de rociar el suelo con licor en homenaje a la madre tierra o Pachamama. 
En algún momento del viaje nos habíamos encontrado con esta expresión, los oriundos de la tierra andina, habían explicado las razones por las cuales se challa u ofrenda sin embargo, incrédulas, nunca estuvimos seguras de necesitarlo, hasta que llegó la complicada noche del 26 de enero.
El transporte en Bolivia siempre fue una travesía pero esa noche supero todas nuestras historias. No habiendo encontrado boleto para Tarija, la encantadora Janeth resolvió tras una negociación con el conductor de un modesto bus, llevarnos en la cabina del vehículo. Sentadas justo al otro lado de la puerta, teníamos los primeros puestos para ser observadoras de aquello que como pasajeros nunca vemos, ¡la realidad!.
La nave que nos llevaría a nuestro último destino en este país, tenia algunas fallas de larga data, que sus conductores resolvieron tan bien, que hasta parecía habito. La carretera tenía algunos tramos asfaltados como otros no y esto no seria problema si la lluvia no hubiese decidido acompañarnos toda la noche. El frío y la incomodidad del improvisado asiento, embriagaba de angustia nuestros cuerpos. En medio de todo, lamente no tener una cámara para registrar lo que mi memoria olvidará a lo sumo antes del medio siglo.

Al emprender el viaje, Gonzalo, potosino de aproximadamente 50 años, de los cuales 25 han estado detrás del volante, haría el ritual que nos llevaría sanas y salvas a nuestro destino. Encendiendo dos tabacos al tiempo y con un puñado de coca en la mano, echaba bocanadas de humo en tanto dibujaba una cruz sobre el volante, tres veces lo hizo, como tres fueron sus ofrendas. Habiendo hecho esto, apago los tabacos y los guardo en una bolsa junto con la hoja de coca. Finalmente tomo una pequeña botella de alcohol con la que roció las cuatro esquinas de su asiento y la llanta que quedaba a su costado. Tomando una frazada, la puso en sus piernas, se acomodo en el asiento y dijo: Ahora sí.

1 comentario:

Javier Quintero dijo...

"Sentadas justo al otro lado de la puerta, teníamos los primeros puestos para ser observadoras de aquello que como pasajeros nunca vemos, ¡la realidad!"
Me gustó muchisimo esta frase.
Según Yidy, en lo sagrado se encuentra inoculado todos los interrogantes acerca del poder, respuestas a esa aparentemente futil expresión "ahora sí", por que antes no?