lunes, febrero 15, 2010

Padre

Cuando tu padre se aburrió muy pronto de serlo, creces inevitablemente llenando su ausencia. Pero la ausencia no deja de ser ausencia, solo termina siendo una ausencia rellena.
Esto de la soledad es un lio, aunque siempre te sientas sola, hay instantes de soledad que pesan más que otros. “Todos los días son iguales, las horas no”, finalmente a pesar de lo que quisieras desear, terminas deseando lo de siempre, lo de las personas normales, en una sociedad que se construye alrededor de la familia, desearía haber tenido un padre y esta canción.

Comillas en: J. Saramago, 2000. La caverna. Argentina: Alfaguarda. Pág. 66

1 comentario:

Javier Quintero dijo...

Que voz la de la tipa, como se llama? de donde es?